Palma
Este trabajo artesanal fue introducido por los españoles durante la Colonia, esta rama de producción aparentemente se desarrolló en las comunidades indígenas de acuerdo a la división de especialidades que implementó Vasco de Quiroga en tierras michoacanas. Dentro de la gran variedad de objetos elaborados con palma destaca la producción de sombreros, de tal manera que adquieren en cada lugar donde se producen, características propias relativas al tamaño, forma y material. Como actividad económica y afirmación de herencia cultural, las comunidades que actualmente desarrollan este trabajo son Jarácuaro, Zacán y Urén , este último e la Cañada de los Once Pueblos. En cuanto a hilado, ribetes y telas para forros y terminados de los sombreros se compran en Pátzcuaro, Uruapan y Morelia. Junto a la producción de sombreros, los artesanos han creado una rica variedad de objetos de uso y decorativos, como bolsas de diferentes tamaños y estilos, carpetas y tortilleros.
Tejidos de pita
En Santa Cruz Tanaco y Tarecuato, destaca el tejido de resistentes morrales hechos con la fibra del maguey, comúnmente llamada hilo de pita o mizcalli: dichos morrales son de tejido liso y color natural. En Paracho se utiliza la fibra de maguey teñida para tejer los toquillos que decoran sobreros y bridas, riendas y cuerdas que conforman el correaje de los arreglos del caballo. Por último en Pómaro, Ostula, el Naranjito y Cachán los morrales, xiquipiles o carapes, se elaboran con esta fibra y se utilizan para cargar bules, mazorcas y cayacos.
Tule y Chuspata
Desde tiempos inmemoriales, los artesanos de la región lacustre de Pátzcuaro elaboran objetos diversos con tule y chuspata, variedades de espadaña. En un principio producían únicamente petates, cuyo uso sigue siendo común entre los indígenas. En la actualidad, artesanos de las comunidades de Ichupio, Puácuaro y San Jerónimo, elaboran cestos, bolsos, manteles, tortilleros, tapetes y figuras diversas de aves y personajes, que representan imágenes cotidianas tomadas de su entorno inmediato y común. Los productos de tule y chuspata se tejen generalmente en talleres familiares con materiales que obtienen directamente de las orillas de los lagos, principalmente del de Pátzcuaro. Estos objetos de gran creatividad y variedad se comercializan en ferias y tianguis artesanales tanto en Michoacán como en el resto del país.
Carrizo
Con este material, una especie de caña de humedales, se elaboran desde jaulas hasta cestos para ropa y tascales, como los de San Lucas Pío. Mientras en la comunidad de Irancuataro los hombres se dedican a tejer cestos y canastos para la recolección y cosecha de la fresa y del maíz, así como canastos para transporta pan; las mujeres por su parte, se encargan de tejer objetos en miniatura inspirados en los tradicionales de mayor tamaño, a los que se agregan figuras diversas que dan cuenta y son muestra de su inagotable imaginación y finura de acabado.
Fibra de trigo o panicua
Los indígenas de la región del Lago de Pátzcuaro iniciaron su actividad de tejido en la representación de imágenes religiosas: cristos, vírgenes y santos, para adornar templos y altares; en fiestas como la del Corpus, donde los artesanos participan en la procesión, portando los objetos que elaboran para después regalarlos. Los trabajos de panicua –desde sombreros hasta adornos navideños, pasando por cestos, manteles individuales y biombos- se elaboran en Ichupio, San Jerónimo Purenchécuaro, Tarerio, San Andrés Tziróndaro y Tzintzuntzan.
Vara de Sauce
En las poblaciones de Uripitío y San Juan Buenavista se dedican a la producción de objetos artesanales como canastas, sombreros, papeleros y cestos que se fabrican con vara de sauce y raicilla de la región.
Textos: Secretaría de Turismo
Fotografía: Ariel da Silva Parreira |
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